En las redes sociales está apareciendo información que vincula las vacunas contra covid-19 con la culebrilla y otros trastornos dolorosos de la piel.
La fuente de una de esas informaciones es Alex Berenson, un autor y crítico de vacunas cuyas publicaciones a veces se citan por desinformación.
Berenson publicó, primero en Twitter, que luego llegó a Facebook, una foto de un hombre cubierto de una grave erupción. El hombre, según el posteo, culpaba al brote de piel a la vacuna contra covid que había recibido semanas antes.
La publicación también incluía información no corroborada que supuestamente provenía de los médicos de este hombre, indicando un probable diagnóstico de un tipo de sarpullido que suele ser provocado por medicamentos o infecciones, como el herpes simple.
Esto llevó a Berenson a sacar la conclusión de que “para las vacunas #Covid, la culebrilla y otras afecciones cutáneas aún más peligrosas y dolorosas pueden ser la nueva trombocitopenia”. Una referencia a una condición de baja de plaquetas en la sangre reportada entre algunas personas que experimentaron coágulos de sangre después de recibir la vacuna de Johnson & Johnson.
Esa publicación en las redes fue marcada como parte de los esfuerzos de Facebook para combatir las noticias falsas y la desinformación en su feed de noticias.
Sin más información, es imposible saber si la foto era tal cual como se describe, o lo que podría haber llevado a la condición del hombre. Berenson no respondió a un pedido de entrevista.
Sin embargo, en un hilo de Twitter relacionado, Berenson pasó a hablar de un estudio realizado en Israel que analizó seis casos de culebrilla que se produjeron después de la vacunación en un grupo de unas 500 personas con trastornos inmunológicos.
El pequeño estudio israelí atrajo la atención de las redes sociales y otros medios de comunicación, y actualmente es el artículo más leído de la revista Rheumatology del British Medical Journal. Algunos medios, como el New York Post, publicaron artículos sobre sus conclusiones, a menudo con titulares engañosos.
La culebrilla, también llamada herpes zóster, aparece en personas que han tenido varicela, un virus que provoca ampollas que pican. (La culebrilla se puede prevenir con la vacuna Shingrix de dos dosis).
Después que una persona se recupera de la varicela, el virus de la varicela-zóster puede permanecer latente en el cuerpo, y reactivarse años o décadas después en forma de culebrilla. Ambos forman parte de la familia de los virus del herpes, que incluye los tipos 1 y 2 del herpes simple.
El tipo 1 suele causar herpes labial alrededor de la boca y los labios y se transmite al besar o compartir objetos como cepillos de dientes. El tipo 2 puede causar herpes genital, que se transmite por contacto sexual.
Entre las cosas que pueden reactivar estos virus herpéticos latentes están el estrés, los medicamentos que suprimen el sistema inmunitario, o simplemente la edad.
Ni la foto del hombre con sarpullido, ni los resultados del pequeño estudio realizado en Israel, son prueba de causa-efecto. En otras palabras, el hecho de que un sarpullido siga a una vacuna, durante días o semanas, no significa que la vacuna sea la que causó el sarpullido.
El Doctor William Schaffner, profesor de la División de Enfermedades Infecciosas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Vanderbilt, dijo que es natural que la gente vincule eventos que ocurren en un corto período de tiempo con una vacuna reciente, pero subrayó que esto no prueba la causalidad.
Para determinar si existe una relación entre un tratamiento y un efecto secundario, los investigadores suelen hacer un seguimiento de dos grandes grupos de personas similares, uno de los cuales recibe un determinado medicamento o vacuna y el otro no. Si los individuos vacunados o medicados experimentan un efecto secundario en mayor proporción que los no tratados, puede haber una conexión.
La seguridad también se controla mediante el seguimiento de los datos sobre los efectos secundarios que la persona reporta.
En Estados Unidos, el Sistema de Notificación de Efectos Adversos de las Vacunas incluye informes no verificados de pacientes, médicos y otras personas sobre posibles enfermedades o síntomas que se producen tras la vacunación. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) monitorean esos informes.
“Hasta ahora, los datos indican que la culebrilla o herpes zóster no se está produciendo a un ritmo mayor en la población vacunada”, dijo Schaffner, aunque indica que es importante reportarlo.
Incluso los autores del estudio israelí dijeron que no estaba diseñado para encontrar una causa y un efecto. En cambio, el estudio siguió a 491 personas, las cuales recibieron tratamiento para enfermedades inflamatorias autoinmunes subyacentes, como la artritis reumatoide, lo que las hace más susceptibles a la culebrilla en general.
De ellas, seis mujeres de entre 36 y 61 años desarrollaron culebrilla en los días y semanas posteriores a recibir la vacuna de Pfizer, con una tasa de prevalencia del 1,2%.
Los investigadores señalaron en su artículo que la reactivación del herpes relacionada con la vacuna se ha observado con otras vacunas, como las de la gripe, la hepatitis A y la rabia. Pero no hubo informes de erupciones relacionadas con herpes en los ensayos clínicos de las vacunas contra covid-19.
En el estudio, la mayoría de los casos fueron leves, cinco se produjeron después de la primera dosis, y las cinco mujeres recibieron la segunda dosis sin efectos adversos adicionales. Los investigadores afirmaron que sus observaciones no pueden demostrar la causalidad, pero que deberían impulsar “una mayor vigilancia y control de la seguridad de los efectos secundarios de la vacuna covid -19”.
Algunos medios de comunicación, entre ellos el New York Post, publicaron titulares como “La infección por herpes está posiblemente relacionada con covid-19, según un estudio”. Eso es simplemente para llamar la atención, dijo el doctor Amesh Adalja, investigador principal del Centro de Seguridad Sanitaria Johns Hopkins.
Nadie se está infectando de herpes por las vacunas, aseveró. “Lo que la comunidad antivacunas está haciendo es dar la impresión de que las vacunas están contagiando a la gente de herpes, lo que simplemente no es cierto”.
Adalja se opone al titular y al esfuerzo por asustar a la gente, pero también dijo que es plausible, aunque todavía no se ha demostrado, que la vacunación pueda reactivar un virus de culebrilla existente.
Los investigadores del Massachusetts General Hospital, por ejemplo, informaron sobre un grupo de 12 pacientes que tuvieron erupciones que aparecen entre cuatro y once días después de recibir la primera dosis de la vacuna Moderna. Se utilizó hielo y antihistamínicos para tratar a la mayoría de los pacientes, la mitad de los cuales volvieron a experimentar una erupción después de la segunda inyección.
Y ha habido informes en las redes sociales y en la prensa de personas que reportaron erupciones similares después de la vacunación. Sin embargo, los expertos dicen que esas erupciones pueden ser simplemente una señal de que el sistema inmunitario está funcionando.
Estas erupciones son “bastante inocuas y fáciles de tratar”, dijo Adalja.
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